El Impacto transformador de la educación: la creatividad es el detonante de la innovación de una sociedad – Por Matías Scovotti, CEO y cofundador de Educabot.

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Según un informe de la ONU, la cultura y la creatividad constituyen el 3,1 % del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y el 6,2 % del total del empleo.

Y la UNESCO afirma que el 65% de los chicos y chicas de entre 6 y 9 años trabajará en empleos que aún no existen

Dos sectores que han crecido sostenidamente en las últimas décadas son los de la Economía creativa y la del Conocimiento, y se han convertido en una enorme oportunidad para que América Latina se posicione mundialmente y desarrolle condiciones que le permitan mejorar la situación socioeconómica de su población. En el marco del Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, es fundamental que comprendamos que la educación tiene un rol clave para potenciar esas habilidades en los estudiantes desde edades tempranas, y de ese modo promover la construcción de nuevas respuestas a las problemáticas que enfrenta la región y el mundo.

Además del crecimiento de las industrias creativas, la digitalización, la búsqueda de nuevas respuestas a las problemáticas de la región y el avance de las tecnologías han habilitado un proceso de innovación constante que permite diseñar propuestas que apunten a la mejora de la calidad de vida y a la sostenibilidad de los países.

Estamos convencidos de que el futuro es digital. No sólo el avance de las industrias creativas y del conocimiento, sino también la disrupción de la inteligencia artificial generativa, exige nuevas maneras de construir conocimiento. Pero también nuevas formas de colaborar, de relacionarnos, de interactuar, de aprender y de enseñar.

¿Pero qué es la creatividad? Es mucho más que una expresión de nuestras identidades o un acto individual vinculado a la imaginación. La creatividad es un hecho colectivo, una búsqueda constante de nuevas respuestas, una exploración para reinventar el mundo en el que vivimos. En este sentido, es un medio de vida que también se traduce en carreras profesionales y oportunidades económicas para millones de personas en todo el mundo, especialmente mujeres, jóvenes y grupos vulnerables.

Según la ONU, la cultura y la creatividad constituyen el 3,1 % del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y el 6,2 % del total del empleo. En el caso de América Latina y el Caribe (ALC) generan ingresos de USD 124.000 millones, equivalente al 2,2% del PIB regional, y 1,9 millones de puestos de trabajo. En un escenario global tan competitivo, la creatividad es el detonante de la innovación, es decir de la generación de nuevas soluciones a retos que enfrentan las personas, cuyas necesidades no resuelve el mercado, y que tienen un impacto positivo en la sociedad.

Sumado a esto, la UNESCO afirma que el 65% de los chicos y chicas de entre 6 y 9 años trabajará en empleos que aún no existen, para lo cual las escuelas deben producir más estímulos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Por eso, la incorporación de contenidos de robótica y programación es uno de los caminos que están adoptando los países en todo el mundo para potenciar su talento creativo e innovador y para que puedan desarrollar su máximo potencial.

Según el último Reporte Global del Monitoreo de la Educación de la UNESCO, el 54% de los países de todo el mundo cuentan con normas sobre competencias digitales, pero no siempre son los Estados los que han definido los estándares. Lo que queda claro es que desarrollar estas habilidades desde edades tempranas es clave para cumplir con las metas que forman parte del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 enfocado en Educación.

¿Qué podemos hacer?

 

En las escuelas tenemos la posibilidad de trabajar en equipo con los estudiantes, debatir en grupo y pensar juntos en las mejores maneras de resolver un problema específico. Si a esto le incorporamos nociones de Pensamiento Computacional y Tecnología, se habilita la posibilidad de explorar desde las aulas diferentes perspectivas y soluciones, lo que a menudo conduce a enfoques novedosos y originales para abordar las problemáticas que nos afectan.

Tomemos una acción simple, imaginemos que una persona vive en una casa con jardín, pero no siempre tiene el tiempo para regarlo, no recuerda hacerlo en el horario adecuado para que el riego no afecte negativamente a sus plantas, o debe viajar y no puede hacerse cargo de esa tarea. ¿Cómo podemos solucionarlo? Un dispositivo robótico programable puede ser una excelente opción.

Independientemente de los procesos y conocimientos técnicos, hagamos el ejercicio de desagregar el problema: necesitamos que el dispositivo o robot detecte la humedad del suelo y riegue solo cuando sea necesario, hacerlo en función de un patrón de movimiento que garantice que el riego sea el adecuado, también necesita controlar una bomba de agua. Ir desagregando el problema es clave para poder encontrar soluciones distintas hasta dar con el modo adecuado para resolver nuestra problemática de acuerdo con nuestras necesidades específicas. Por ejemplo, podría hacer que el robot riegue solo los días que no llueve, o que riegue más o menos dependiendo de la planta que sea.

Esta acción de dividir el problema en otros menores es algo que aprendemos cuando trabajamos en robótica y programación, dos áreas que ofrecen un gran potencial para potenciar la creatividad. Al trabajar con robots, los niños y niñas tienen la oportunidad de imaginar y crear nuevos comportamientos y mejoras. Pueden explorar diferentes perspectivas y soluciones, lo que a menudo conduce a enfoques únicos y originales.

Desde Educabot generamos propuestas para que los estudiantes puedan aprender Pensamiento computacional, y desarrollar la capacidad de resolver problemas de manera sistemática. Los niños y niñas pueden desarrollar el pensamiento computacional a través de actividades que les permitan experimentar con diferentes estímulos y desarrollar una lógica de pensamiento algorítmico, pero basado en su capacidad de innovar y de crear.