El Edificio del Molino fue el punto de encuentro para celebrar, por primera vez en la historia,el 1° de noviembre el Día de la Pastelería Artesanal Argentina. El evento, organizado por la Cámara de Confiterías de la AHRCC (Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés de la Ciudad de Buenos Aires) y la Federación de Pasteleros, reconoció a 100 destacados profesionales de distintos puntos del país por su contribución a la pastelería, ya que sus trabajos han deleitado paladares y han dejado una huella indeleble en nuestra industria.
Daniel Prieto, presidente de la AHRCC destacó a El Molino como un icono de la ciudad, “aquí siempre se habló del producto y los pasteleros son los responsables de eso. Todo establecimiento gastronómico o confitería depende de ustedes, del maestro pastelero, de las personas que llevan el producto a la gente”. Luego recordó que uno de los dueños compró la esquina y más tarde los dos edificios linderos, “lo que ganó lo invirtió. Y esa es la historia de la gastronomía argentina, seguir invirtiendo en el local, con máquinas, comprando el local de al lado u otro y en algunos casos promoviendo el desarrollo de un barrio”.
Néstor Reggiani, presidente de la Cámara de Confiterías, se refirió a este primer grupo de 100 pasteleros homenajeados: “Sabemos transformar las adversidades en logros, disfrute, creatividad, ansias de superación y el deseo de reivindicar nuestra condición de artesanos”. Hizo también mención a la elaboración de los postres Leguisamón y el Imperial Ruso que se producían en el subsuelo de la Confitería El Molino que “fue un ejemplo de inversión y optimización de recursos en función de la calidad y el compromiso con el cliente. En este edificio se percibe aún los ecos de años de esfuerzo de sus trabajadores y es el marco ideal para reconocer a los que nos precedieron y para los que siguen vigentes” y finalizó: “Ser pastelero más que un oficio o una profesión es un estilo de vida”.
“Para nosotros como Edificio del Molino es un orgullo haber sido el punto de encuentro de los homenajeados, donde nace una nueva efeméride que celebre la calidad de la pastelería artesanal argentina, habiendo sido este edificio cuna y escuela de postres emblemáticos de nuestro país” sostuvo Ricardo Angelucci, secretario administrativo de El Molino.
“Argentina es uno de los mejores países en pastelería en el mundo. No solo por el dulce de leche, que marca la industria nacional, sino también porque logra sintetizar las raíces españolas e italianas, y darle su propia impronta, de excelente nivel”, afirmó Luis Hlebowicz, Secretario General de la Federación de Trabajadores Pasteleros.
Los 100 pasteleros recibieron una chaqueta personalizada, un gorro y un diploma en conmemoración a este día tan particular. Entre los homenajeados se encontraban presentes Dolli Irigoyen, Donato de Santis, Osvaldo Gross, Pamela Villar, Mauricio Asta, entre otros. Además de históricos trabajadores de El Molino, entre ellos
Antonio Sanchis de 96 años que trabajó más de 40 en la confitería.
También fueron reconocidos los integrantes del Equipo Pampa, la selección argentina de pastelería que representó al país en el último certámen mundial de la especialidad en Francia. Su capitán Néstor Reggiani, Rubén Darré, Matías Dragún, Lucas Carballo, y Mariano Zichert el coach del equipo.
Un momento emotivo tuvo lugar cuando se distinguió a Felipe Malmoris de 102 años, pastelero y ex dirigente Sindical que en 1946, integró la primera comisión directiva del Sindicato de Trabajadores Pasteleros,
El lugar elegido para la celebración fue el emblemático edificio de la Confitería del Molino, de donde surgieron legendarios postres de la pastelería nacional. Durante la velada, se reconoció el valor histórico y cultural del establecimiento, cuna de la actividad en nuestro país.
Tras finalizar los homenajes, se descubrió una placa en reconocimiento a la labor de la Comisión Administradora del Edificio del Molino, en la puesta en valor de este importante Monumento Histórico Nacional.
