Una de las oraciones de la canción El Tiempo no Para, de la Bersuit, dice “Yo veo al futuro repetir el pasado”. Hay una necesidad de discutir el pasado que nos debería hacer reflexionar sobre porque no podemos escaparle, porque tenemos temor de nuestra historia y queremos cambiarla para moldear el futuro que no sabemos, ni debemos saber, como va a ser.
En tiempos de Inteligencia Artificial, de Home Office, de Streamings y de una belicosidad permanente en algunos lugares del mundo, nosotros discutimos porque ser de izquierda o de derecha es peor que ser devoto de San La Muerte.
Sobre ese debate se sientan Macri, que busca desesperadamente ser parte de un gobierno que no es el suyo, y Cristina Fernández de Kirchner, que quiere volver a liderar al kirchenrismo/peronismo pero sin experimentos raros como lo fue Alberto Presidente. Pero ambos sin mirar los errores de sus gobiernos porque en sus mundos ficticios no tuvieron errores, la culpa siempre fue del otro y ellos era incomprendidos.
Milei también se respalda en esas antinomias y agranda una grieta que él cree que lo beneficia apoyado por sectores que lo ven como la última esperanza pero también por sectores con aires de revisionismo histórico y revanchismo
El problema no es el pasado, el problema es que no podemos soltar el pasado y que quienes se sienten vivos en él generan mucho rechazo en el grueso de los ciudadanos. Las ideas populistas, conservadoras, liberales, machistas, feministas u otras van a estas siempre presentes, siempre va a existir algún dirigente que quiera implementar esas ideas. Lo que falta es un dirigente, un líder, que sepa administrar los enojos y frustraciones y que sepa mantener la esperanza en un futuro promisorio
La grieta a la que han jugado los máximos mandatarios del país de los últimos 20 años está haciendo un daño casi irreparable en la sociedad. Este mirar el pasado para marcar el presente y reorientar el futuro va a terminar cansando a una sociedad donde, ante la falta líderes reales, la única salida es un líder mesiánico respaldados por creyentes de una religión donde el único Dios es la verdad propia y el que no cree en ella un hereje al que hay exorcizar y destruir.