La salud sexual como parte del bienestar integral
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud sexual como “un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad”. Esto incluye el derecho a disfrutar de experiencias seguras, libres de coacción y violencia, y con acceso a información y servicios confiables.
En Argentina, las consultas por disfunciones sexuales han aumentado en los últimos años, potenciadas por el estrés, la falta de tiempo y los vaivenes económicos. “La rutina y el ritmo acelerado de vida no favorecen el erotismo ni la conexión de pareja. Lograr una salud sexual plena requiere dedicarse tiempo, cuidar los vínculos y fomentar hábitos saludables como la actividad física, el descanso y el disfrute del erotismo”, explica la Dra. María Laura Martínez, ginecóloga de DIM Centros de Salud.
Datos que alertan a nivel global
→ Cada año se registran 374 millones de nuevos casos de ITS en el mundo (clamidia, gonorrea, sífilis y tricomoniasis).
→ Unas 650.000 personas mueren por SIDA cada año y todavía 39 millones viven con VIH.
→ En América Latina, la prevalencia de VIH en mujeres trans es 49% mayor que en la población general.
→ En el ámbito digital, 1 de cada 5 personas sufrió abuso sexual mediante difusión no consensuada de imágenes íntimas.
Diversidad, derechos y nuevas formas de amar
Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos fundamentales: decidir cuándo, cómo y con quién tener relaciones; acceder a información y métodos anticonceptivos; y vivir la sexualidad sin violencia ni discriminación. Hoy, la diversidad también atraviesa las formas de vincularse: desde el poliamor hasta el uso de juguetes sexuales. El rol médico es acompañar sin juzgar, poniendo el foco en la prevención de ITS y embarazos no intencionales.
Educación sexual: clave para la igualdad
La evidencia internacional confirma que la Educación Sexual Integral (ESI) reduce ITS y embarazos no planificados, además de empoderar a jóvenes en igualdad de género y derechos. Programas que incluyen perspectiva de género son hasta cinco veces más efectivos que los tradicionales.
Hacia una salud sexual plena
“Tener relaciones sexuales sanas es conectar cuerpo y mente, practicar el consentimiento, el respeto y el placer compartido. Lograr una salud sexual plena requiere un enfoque integral: desde lo médico hasta lo social y lo emocional. Y, sobre todo, requiere justicia sexual: igualdad de derechos, oportunidades y libertades para todas las personas”, concluye la Dra. Martínez.



































