La perplejidad alemana tras el triunfo de Merz

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Friedrich apenas triunfó en las elecciones alemanas para elegir canciller.
Obtuvo menos del 30% de los votos. Flaco resultado para la coalición entre demócratas y social cristianos que otrora lideró la sobria Angela Merkel por dieciséis años, y antes, el corpulento Helmut Kohl, líder de la unificación alemana en el año 90.
Merz ganó y ahora debe tomar decisiones. Tiene ocho semanas para formar mayoría de 316 diputados en el Bundestag para ser consagrado.
Merz desea apresurar los tiempos. Dice “las potencias del.mundo no pueden esperarnos”.
Pretende una alianza con los socialdemócratas del ex canciller Olaf Scholz.
Juntos suman la mitad más uno anhelada.
¿Podrá?
Merz representa la derecha de su partido. Quiere endurecer las políticas migratorias, tema central de la campaña.
La izquierda se opone. ¿Será un impedimento para su acuerdo?
Merz tiene otra opción, que negó el mismo domingo electoral: pactar con AfD, Alternativa por Alemania segunda con el 20 por ciento de los votos. Duplicó su caudal electoral con el apoyo de Elon Musk, cabeza de la red X, ex twitter. Ambos juntos también superan la mayoría parlamentaria.
Alice Weidel, la candidata ultraderechista, reclama a viva voz que quiere gobernar con la democracia cristiana. Advierte que si “Merz no lo hace, cualquier arreglo con la izquierda hará imposible que cumpla con sus promesas”.
Mers insiste en apoyar a Ucrania con dinero y armas. Piensa que Europa debe tener un rol decisivo. No le agrada “ceder ante Putin”.
Weidel no pudo decir que Rusia es culpable de la guerra de Ucrania desde hace ya tres años. Aduce otros argumentos históricos y geográficos.
Por eso Merz enfatiza un “no” frente a Weidel. La AfD es la mancha venenosa de la política alemana. Cualquier contacto aunque sea sea programático o mínimo ensucia a quien lo proponga. Su tradiciones y simbología emparentada con el pasado nazi torna imposible pactar una tasa municipal.
Merz está cerca de los socialdemócratas respecto a Ucrania, pero cerca de AfD en temas migratorios. Agrego que AfD arrasó en los landers de la ex Alemania del Este. Y sí. Todavía seguimos diferenciando la Alemania Oriental o comunista y la occidental despues de treinta años de unidad.
Estamos ante la perplejidad alemana que representa la incapacidad para comprender lo que ocurre a su alrededor. Por caso en Ucrania, Trump votó con Rusia. Merz sobreactúa y sentencia “hay que independizarse de los Estados Unidos” para fortalecer a la Unión Europea. Un Merz perplejo pues es un sujeto no sabe que hacer o duda entre lo que hacer, entonces adopta un camino equivocado, aún todavía sin asumir su cargo.