Inversión en ladrillos: el motor silencioso de la economía regional – Por Gerónimo Odriozola, broker inmobiliario de Remax Roble

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En Argentina todo cambia. El dólar, la inflación, las reglas de juego. Lo que hoy es de un modo, mañana puede ser de otro. Pero hay algo que no cambia: la confianza en el ladrillo. Por eso, para mí, sigue siendo la inversión más sólida. Te protege el capital y, al mismo tiempo, hace girar la economía real.

Cada vez que alguien compra un lote, arranca una obra o levanta un edificio, no está moviendo solo su plata. Está generando trabajo de verdad. Albañiles, arquitectos, ingenieros, proveedores, corralones, inmobiliarias… toda una cadena que se activa y hace crecer a la comunidad.

La diferencia con cualquier otro tipo de inversión es simple: el ladrillo queda. No es humo, no es un número en una pantalla. Es algo tangible. Le da forma a la ciudad, transforma barrios, mejora la vida de las familias. Por eso lo llamo el motor silencioso: mientras muchos miran el dólar o la bolsa, el ladrillo sigue construyendo futuro.

Invertir en ladrillos no es especular. Es apostar a largo plazo. A tu ciudad, a tu Provincia, a tu gente. Es poner la plata donde se ve y donde realmente cambia la realidad.