ELA: claves para entender sus causas, síntomas y tratamientos

0
371

El 21 de junio se decretó como el Día Mundial de la lucha contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una fecha impulsada por asociaciones de pacientes de todo el mundo para concientizar sobre esta enfermedad, unir fuerzas y exigir más investigación, que es uno de los pilares fundamentales para aumentar la esperanza de vida de los pacientes.

La ELA es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal, causando pérdida del control muscular. Esta patología afecta el control de los músculos necesarios para moverse, hablar, comer y respirar.

De acuerdo a la Asociación ELA Argentina, puede afectar a adultos de cualquier edad, pero la mayoría de los diagnosticados tienen más de 40 años, con una mayor incidencia entre los 50 y los 70 años. Aproximadamente 2 hombres cada 1 mujer se ven afectados, pero esto puede variar según el tipo de ELA y emparejarse a partir de los 70 años. La entidad estima que la cantidad de personas que desarrollarán ELA cada año es aproximadamente 2 de cada 100.000 de la población general.

La Dra. Daniela Sosa, neuróloga de DIM CENTROS DE SALUD, explica de qué se trata esta enfermedad, cómo puede detectarse y sus posibles tratamientos.

¿Qué es la Esclerosis Lateral Amiotrófica?

Es un trastorno neurodegenerativo implacablemente progresivo y actualmente no tiene cura. Antes de los 65 o 70 años, la incidencia de ELA es mayor en hombres que en mujeres, pero a partir de entonces la incidencia por sexos es igual. Es más comúnmente esporádica. Los casos genéticos representan solo el 10% de todos los tipos.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas pueden ser espasticidad, fasciculaciones, atrofia muscular, debilidad muscular asimétrica de extremidades, dificultad para caminar o realizar actividades diarias normales, calambres musculares y espasmos en brazos, hombros y lengua, trastorno deglutorios y cambios en la articulación de la palabra, cambios cognitivos y de comportamiento como risa, llanto o bostezos inapropiados.

Es posible que el médico pueda determinar si se tiene al conocer los síntomas y realizar un examen. Pero, probablemente, hará pruebas al paciente, como una electromiografía (“EMG”), para verificar qué tan bien están funcionando sus nervios y músculos. Es posible que necesite otras pruebas para verificar que un problema diferente no esté causando sus síntomas, como una resonancia magnética para tomar imágenes del cerebro y médula espinal y por otro lado un análisis de sangre y orina.

¿Cuáles son sus causas?

Los investigadores continúan estudiando las posibles causas. La mayoría de las teorías se centran en una interacción compleja entre los factores genéticos y ambientales. No existe una sola prueba que proporcione un diagnóstico definitivo. Generalmente, se hace un historial detallado de los síntomas observados por un médico durante el examen físico.

¿Cuáles son los tratamientos disponibles en la actualidad?

Existen medicamentos que pueden ayudar a retardar el progreso de la enfermedad, y se acompañan de otros tratamientos como:

  • Soporte respiratorio: para este tratamiento, se usa una máscara ajustada en la cara o la nariz. El aire y el oxígeno fluyen a través de la máscara para ayudarlo a respirar.
  • Sonda de alimentación: esta es una sonda pequeña y flexible que atraviesa la piel sobre el abdomen hasta el estómago. Luego puede recibir alimentos líquidos especiales y líquidos a través de la sonda directamente en el estómago.
  • Dispositivos para ayudar a caminar y hablar como: bastón, muletas o silla de ruedas motorizada; una computadora especial que “habla” por la persona y que se puede controlar con movimientos de manos u ojos.
  • Medicamentos para tratar los espasmos y la debilidad muscular, el babeo, los problemas para dormir, el dolor y la depresión.