A raíz de la gran tormenta del último 20 de marzo, más de 40 árboles se cayeron en el parque, de los cuales ninguno dañó ni una sola construcción.
Como es la esencia de Campanopolis, los artesanos y restauradores del lugar reutilizaron esos árboles caídos para la construcción de bancos, mesas y hasta una fogonera de aspecto medieval. El reciclaje fue la guía central de Antonio Campana, fundador de la aldea, a crear una obra de arte, convirtiéndose en pionero de una técnica que, años más tarde, se volvería popular.
A su vez, la aldea está formada por un grupo de construcciones unidas por callejuelas adoquinadas, pasajes, recovecos y lugares secretos, con más de 208 hectáreas de naturaleza. Campanopolis es un testimonio vivo de la transformación positiva que puede lograrse a través de la combinación entre la sustentabilidad, la pasión y la creatividad máxima.