A nivel mundial, se proyecta que en 2025 se diagnosticarán más de 445.000 nuevos casos de cáncer de ovario, lo que representa un aumento del 42% en comparación con cifras del 2020. La Dra. María Laura Martínez, especialista en Ginecología de DIM CENTROS DE SALUD, explica que la mayoría de los cánceres ováricos se originan después de la menopausia, en mujeres de 63 años o más. Sin embargo, el riesgo puede incrementarse antes de esta etapa en presencia de antecedentes familiares de cáncer de ovario, mama o colorrectal.
Los síntomas suelen manifestarse en fases avanzadas e incluyen:
◊ Abdomen hinchado o distendido
◊ Dolor abdominal o pélvico persistente
◊ Fatiga o cansancio inusual
◊ Pérdida de peso inexplicada
◊ Alteraciones en el ciclo menstrual
◊ Estreñimiento o cambios en los hábitos intestinales
“Cuando estos síntomas son causados por el cáncer de ovario, tienden a ser persistentes y representan un cambio respecto a lo habitual”, detalla la profesional. Según la American Cancer Society, los ovarios están compuestos principalmente por tres tipos de células, cada una de las cuales puede desarrollar diferentes tipos de tumores:
• Tumores epiteliales: se originan en las células que recubren la superficie externa del ovario.
• Tumores de células germinales: se desarrollan a partir de las células que producen los óvulos.
• Tumores del estroma: emergen de las células del tejido estructural que sostiene el ovario y producen las hormonas femeninas estrógeno y progesterona.
Algunos de estos tumores son benignos y no se propagan fuera del ovario, mientras que otros pueden ser malignos y tener la capacidad de hacer metástasis a otras partes del cuerpo. Pero, además de la edad y los antecedentes familiares, otros factores de riesgo incluyen:
• Obesidad: las mujeres con un índice de masa corporal (IMC) de al menos 30 tienen un mayor riesgo.
• Terapia hormonal postmenopáusica: el uso de estrógenos después de la menopausia puede aumentar el riesgo.
• Nuligesta o embarazos tardíos: las mujeres que nunca han tenido un embarazo a término o cuyo primer embarazo a término ocurrió después de los 35 años presentan un riesgo incrementado.
La Dra. Martínez enfatiza que la presencia de uno o varios factores de riesgo no garantiza el desarrollo de la enfermedad, y muchas mujeres que la padecen no presentan factores de riesgo conocidos. Una vez diagnosticado el cáncer de ovario, el equipo médico puede recomendar una o más opciones de tratamiento, que incluyen:
– Cirugía: para extirpar el tumor y determinar la extensión de la enfermedad.
– Quimioterapia: uso de medicamentos para destruir células cancerosas.
– Terapia hormonal: bloquea las hormonas que favorecen el crecimiento del cáncer.
–Terapia dirigida: utiliza medicamentos que atacan específicamente las células cancerosas.
– Radioterapia: emplea rayos de alta energía para destruir células cancerosas.
Según la American Cancer Society, la tasa de supervivencia a cinco años varía según el tipo y la etapa del cáncer al momento del diagnóstico. Por ejemplo, para el cáncer ovárico epitelial invasivo, la tasa de supervivencia a cinco años es del 93% en etapas localizadas, 75% en etapas regionales y 31% en etapas distantes.
Es fundamental destacar que la detección temprana mejora significativamente las posibilidades de supervivencia. Por ello, se recomienda a las mujeres realizar controles ginecológicos periódicos y consultar al médico ante la presencia de síntomas persistentes o inusuales.
Con el asesoramiento de la Dra. María Laura Martínez, especialista en Ginecología (MN: 98033 / MP: 225443) y de la Dra. María Abril Acosta (MN: 165323 MP: 339640), especialista en Oncología de DIM Centros de Salud.