El primer ministro canadiense electo Mark Carney lo dijo claramente. “Se terminó esa relación basada en la integración con Estados Unidos”. Lo más curioso: cual líder latino asegura que “Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestra agua, nuestros recursos, nuestro país”. Estas no son “amenazas ociosas” porque “ellos quieren quebrarnos, ser dueños de nuestro país” y sentencia “eso nunca sucederá”
Con este duro mensaje ganó las elecciones del lunes pasado, con casi mayoría de diputados.
Planteó sin dudar que la próxima reunión con Trump será “negociar la seguridad y la economía de dos naciones soberanas”
Se descuenta la alianza con grupos menores que contribuirán a brindar gobernabilidad al país.
Así los liberales resucitan de derrota asegurada tras la gestión de Justin Trudeau gracias a un casi inentendible confrontación con Donald Trump por menospreciar a Canadá, un país soberano, como el estado 51 de la unión americana
El líder conservador Pierre Poilievre, cercano ideológicamente a Trump , sacó más votos que nunca para su partido pero no le alcanzó. Se desdibujó su discurso. El grupo soberanista de Quebec también le fue mal. Acusó a Canadá de estado artificial. Ellos quieren la independencia. Pero el contexto no lo favoreció. Hubo un voto en defensa de Canadá. Las divisiones internas quedarán para otra etapa.
Todas las potencias del G7, (Italia, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia) los países más desarrollados del planeta, saludaron a Mike Carney. También lo hizo China. Todos hablaron por entablar mayores relaciones comerciales.
Las palabras de Trump contra el mundo se traducen en aranceles más altos para las importaciones de mercaderías.
Como en el ajedrez, hago mis movimientos con las piezas blancas pero vale recordar que las piezas negras también juegan. Tal cual el principio físico de acción y reacción, Canadá subirá también sus impuestos a lo proveniente de Estados Unidos.
La prepotencia de los movimientos bruscos sin atender a los detalles. Estados Unidos destina casi el veinte de sus exportaciones a su vecino del norte ….¿Por qué maltrata a un país que le proporciona divisas? Canadá destina tres cuartas partes de sus ventas al exterior al país de Trump. Mike Carney es enfático cuando habla “otras opciones aparte de los norteamericanos para la prosperidad de los canadienses”. Fácil de decir pero es un camino difícil. No es algo que pueda ocurrir de inmediato. Entorpecer esta dinámica comercial con aranceles significa elevar los precios de los productos perjudicando a ambos. Canadá no la tendrá fácil. Sufrirá sin duda, si esta confrontación perjudica su actividad económica y aparecerá el fantasma de la inflación. Mike Carney ya lo advirtió. Su lema de campaña fue “We are Canadá strong”. Y los canadienses lo avalaron con su voto. Tiene el apoyo de la sociedad y de gran parte del sistema político.
La democracia canadiense percibida como aburrida, un lago calmo sin olas, se transformó en río tormentoso.