Ansiedad: la pandemia silenciosa del siglo XXI

La ansiedad forma parte de nuestra biología: es una respuesta natural ante situaciones que percibimos como amenazas. Sin embargo, en los últimos años se ha convertido en uno de los principales desafíos de salud mental a nivel mundial. La Lic. en Psicología María Lucila León Caeiro (MN 79954), profesional de DIM Centros de Salud, nos ayuda a entender sus síntomas, señales, consecuencias, y cómo abordarla desde un enfoque integral.

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Los datos mundiales son reveladores. Según la OMS, la pandemia de COVID-19 provocó un aumento del 25% en los trastornos de ansiedad a nivel global durante su primer año. En 2019, diversos estudios, consideraban que 301 millones de personas padecían trastornos de ansiedad en todo el mundo, lo que representa una prevalencia estandarizada de alrededor de 37,8 por cada 1.000 habitantes. Se cree, asimismo, que las mujeres presentan un riesgo un 67% mayor que los hombres a padecer y sentir ansiedad. Y, a nivel individual, cerca del 50% de las personas desarrollará algún trastorno mental antes de los 75 años. Es más, quién puede negar que todos los seres humanos, tuvimos, o tendremos, momentos de diversos niveles de ansiedad en nuestras vidas.

“De por sí, la ansiedad no es mala, sino que debe ser entendida como una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazantes, peligrosas o inciertas. Es un mecanismo de supervivencia que nos ha ayudado a mantenernos alerta y reaccionar rápidamente en toda nuestra historia evolutiva. Sin embargo, cuando se activa con demasiada frecuencia o intensidad, puede convertirse en un problema” advierte la Licenciada en Psicología María Lucila León Caeiro de DIM Centros de Salud.

En Argentina, los trastornos de ansiedad son los más frecuentes dentro de los problemas de salud mental. Según el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en Población General de la República Argentina, realizado en colaboración con la OMS y la Universidad de Buenos Aires, la prevalencia de vida de los trastornos de ansiedad es del 16,4%.

Sin embargo, se estima que una proporción significativa de personas que experimentan síntomas de ansiedad no reciben diagnóstico ni tratamiento. El mismo estudio indica que solo el 11,6% de quienes padecían algún trastorno mental recibieron tratamiento en los 12 meses previos, y apenas el 30,2% de los casos severos accedieron a atención profesional.

“La ansiedad deja de ser normal y se convierte en motivo de consulta profesional cuando interfiere significativamente con la calidad de vida de las personas, con su bienestar emocional o el funcionamiento diario” explica la especialista. “Es más, la ansiedad no tratada puede tener un impacto considerable en la salud física, especialmente cuando se vuelve crónica. Aunque es una respuesta emocional, la ansiedad activa mecanismos fisiológicos que, si se mantienen a largo plazo, pueden desgastar el cuerpo. Puede afectar al sistema nervioso, sistema cardiovascular, sistema respiratorio. entre otros”.

ALERTA DE SÍNTOMAS

Son muchísimos y de los tipos más variados de indicadores y señales. “La ansiedad cotidiana puede aparecer con síntomas físicos como palpitaciones o aceleración del ritmo cardíaco, tensión muscular, sudoración, temblores, dificultad para respirar o sensación de ahogo, mareos, náuseas, entumecimiento, etc.” enumera la licenciada. “Y, si nos enfocamos en los síntomas psicológicos y emocionales, detectamos preocupación excesiva o persistente, miedo o sensación de que algo malo va a pasar, sensación de “volverse loco” / perder la cabeza, ideas con respecto a la muerte, dificultad para concentrarse. Esto puede producir dificultad al dormir, inquietud, evitación de situaciones temidas” completa León Caeiro.

REDES Y DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS

El uso excesivo del celular y de las redes sociales está directamente relacionado con un aumento de los niveles de ansiedad, especialmente en adolescentes y adultos jóvenes, aunque también afecta a otras edades. Esta influencia se da por múltiples factores que impactan tanto emocional como fisiológicamente. “Esa necesidad de parecer, estar, pertenecer y estar en estado de alerta permanente agrava y profundiza los niveles de ansiedad” comenta la experta.

¿QUÉ PODEMOS HACER?

“La psicoterapia es una de las herramientas más efectivas para tratar la ansiedad. En dicho tratamiento se busca identificar pensamientos automáticos o repetitivos que sostienen el cuadro ansioso, a su vez la idea es poder establecer una restructuración a nivel cognitivo que le permita al paciente mejorar su calidad de vida en comparación a previamente comenzar terapia. La idea es poder concientizar al paciente y trabajar a partir de cada subjetividad mejorando sus hábitos, rutinas y creando una red de apoyo” recomienda la licenciada.  “Además, podemos poner en práctica tres hábitos diarios que ayudan a manejar la ansiedad como la meditación, actividad física diaria y realizar un tratamiento correspondiente”.