Día Internacional de la Dislexia: Comprender para transformar.

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Cada 8 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Dislexia, una fecha que busca visibilizar esta condición del neurodesarrollo que afecta la lectura, la escritura y la comprensión, pero que no tiene relación con la inteligencia. La dislexia no se cura, pero se comprende, se acompaña y se aprende a convivir con ella.

Mi historia con la dislexia comenzó muy temprano, a los seis años, allá por 1976. La detectaron a raíz de unos dibujos escolares “raros”. Hablaba mal, decía muchas palabras al revés, pero lo atribuían a la edad. Me medicaron, y creímos, que ya estaba todo solucionado. Sin embargo, los años fueron mostrando que las dificultades seguían: el aprendizaje, la lectura, la escritura… todo me costaba un poco más que a los demás…

Crecí escuchando palabras que me marcaron: “sos lenta”, “no entendés”, “no sabés”. Y esas etiquetas me hicieron una persona retraída, con miedo a la exposición y con muchas dudas sobre mí misma. Sentía que algo no estaba bien, que mi cerebro funcionaba distinto.

Pasó el tiempo y, ya de adulta, me animé a consultar a un especialista. Luego de contarle las dificultades que seguía teniendo, revisó mi historia clínica y me dijo algo que me asombró..:

“Vos tenés dislexia”.

Le dije que si, que había tenido de chica. Con lo que me respondió: “pero….sabes que eso no se cura?, Es una condición. Te acompaña toda la vida.”

Esa declaración cambió todo. Ahí entendí. Ahí me cerraron muchas cosas. Ahí me perdoné.

Y con ese perdón llegaron los avances, los logros y una nueva forma de mirar mi historia.

A lo largo de los años desarrollé “trucos” para estudiar, para recordar, para comprender. Hoy soy una profesional que logró muchas metas con esfuerzo, constancia y, sobre todo, aceptación.

La dislexia no me define, pero forma parte de quien soy. Me enseñó empatía, paciencia y una enorme capacidad de entender a otros que también viven con alguna diferencia.

En este Día Internacional de la Dislexia, mi deseo es que dejemos de hablar de limitaciones y empecemos a hablar de potencialidades. Que aprendamos a mirar más allá de las letras que se mezclan o las palabras que se confunden. Que acompañemos, que comprendamos y que alentemos.

Porque con comprensión, apoyo y oportunidades, las personas con dislexia podemos, y debemos, alcanzar todo lo que soñamos.