Cómo reconocer y tratar la dermatitis atópica

Picazón intensa, enrojecimiento, inflamación e incluso ampollas son algunas de las características más notorias de esta afección que se presenta principalmente en la etapa de la niñez y suele ser molesta y alarmante, tanto para los padres como para los niños que la padecen.

0
214

En Argentina, la nueva Guía Argentina de Práctica Clínica 2024 señala que la dermatitis atópica afecta del 5 al 9,7% de los niños y al 3% de los adultos aunque puede que la prevalencia sea aún mayor, debido al aumento en el diagnóstico de casos en los últimos años. Si bien la mayoría de los pacientes presentan formas leves, del 30 al 40% presentan formas moderadas a severas, que suelen requerir un abordaje multidisciplinario y tratamiento sistémico.

Las especialistas en dermatología de DIM CENTROS DE SALUD, Dra. María Florencia Florio y la Dra. Lorena Jaime explican de qué se trata esta patología sus características, tratamientos y ofrecen recomendaciones para una mejor calidad de vida.

“La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel. Se caracteriza por causar picazón intensa, sequedad y brotes de eccema. Es más común en niños, aunque los adultos también pueden presentarla. Está relacionada con una alteración en la barrera de la piel y una respuesta exagerada del sistema inmunológico”, revela la Dra. Florio.

La doctora Jaime completa: “en cuanto a su patogenia es importante destacar que, como ya se dijo, no es una enfermedad contagiosa, sino que es el resultado de la interrelación entre una predisposición genética, factores ambientales, el microbioma (gérmenes comensales cutáneos que tienen un papel protector), la alteración de la barrera cutánea y una alteración del sistema inmune. Y, además, cabe resaltar que no se trata de una alergia”.

Los síntomas más comunes son sequedad en la piel, el enrojecimiento, la inflamación y una picazón intensa. A veces pueden aparecer ampollas que luego forman costras. Las zonas más afectadas suelen ser los pliegues de los codos, las rodillas y el cuello.

Según la edad se divide en tres fases que detalla la doctora Jaime:

  • Lactante: Desde los tres meses hasta los tres años de vida. Se evidencian placas eritematosas vésico costrosas llamadas eccemas; en cara cuero cabelludo y en tronco siendo simétricas y más extensas. Los pacientes están irritables por el intenso prurito o picazón.
  • Infantil: Hay diferentes períodos evolutivos de las lesiones. Las lesiones aparecen en pliegues y zonas de flexión. Hay zonas más crónicas en la piel por el rascado intenso.
  • Adolescente y adulto: Las lesiones están más en párpados, dorso de manos, y zonas de flexión.

Diagnóstico y opciones de tratamiento

El diagnóstico es por sumatoria de síntomas y signos clínicos, antecedentes personales y familiares. La historia familiar o personal de atopia (asma, rinitis, etc.), el prurito, la xerosis o piel seca, las alteraciones del sueño y los factores de estrés o emocionales que pueden desencadenar los brotes orientan al diagnóstico. Existen scores que evalúan la gravedad de la patología y según los resultados el tratamiento adecuado.

El tratamiento específico del prurito es a base de cremas emolientes, compresas húmedas, corticoides tópicos bajo indicación médica. El uso de antihistamínicos de primera generación sólo es de ayuda si el paciente tiene trastornos del sueño, pero no disminuyen la picazón ya que no es una alergia en sí. “También, en casos más severos, existen tratamientos sistémicos o biológicos. Y siempre es importante consultar a un dermatólogo para recibir un tratamiento adecuado” suma la Dra. Florio.

Se recomienda además: baños breves con agua tibia, jabones de pH 5, higiene y corte de uñas, evitar la sobre calefacción, usar ropa 100% algodón sin etiquetas, prescindir de perfumes, suavizantes y maquillaje irritante, y evitar metales como el níquel en cierres o botones.

Medidas preventivas

Para prevenir los brotes de dermatitis atópica es fundamental cuidar la barrera natural de la piel. Se recomienda mantenerla siempre bien hidratada con cremas emolientes específicas, incluso cuando no haya lesiones visibles. Del mismo modo, conviene evitar el uso de productos agresivos -como jabones, detergentes o cosméticos con fragancias fuertes- que puedan irritarla y favorecer la sequedad.

También es importante elegir ropa de algodón que no genere fricción, controlar los niveles de estrés y, en lo posible, reconocer los factores individuales que desencadenan la enfermedad, como cambios bruscos de temperatura, alérgenos ambientales o determinados alimentos. Identificar y minimizar estos disparadores ayuda a reducir la frecuencia e intensidad de los brotes y a mantener una mejor calidad de vida.

Con el asesoramiento de las dermatólogas Dra. María Florencia Florio (MP 456928) y Dra. Lorena Jaime (MN 119909 MP 455295), ambas de DIM CENTROS DE SALUD