En Argentina, el dengue dejó de ser un problema estacional para transformarse en un desafío sanitario permanente, con brotes que se repiten año tras año y alcanzan cada vez a más provincias. En este contexto, el invierno se vuelve una oportunidad clave para anticiparse al verano y cortar el ciclo del mosquito.
La Dra. Silvina Ivalo, infectóloga de DIM Centros de Salud, advierte: “Durante los meses fríos, si bien hay pocos mosquitos adultos, sus huevos permanecen viables y pueden eclosionar con la llegada del calor. Por eso es fundamental aprovechar este período para eliminar los posibles criaderos”.
Entre las principales medidas que recomienda se encuentran:
• Limpiar recipientes que puedan acumular agua (floreros, botellas, cubiertas, macetas), usar cepillo y agua caliente.
• Cambiar el agua de floreros cada 2 o 3 días, o reemplazarla por arena o tierra en macetas.
• Mantener patios y jardines sin malezas, y guardar bajo techo objetos que puedan acumular agua de lluvia.
• Verter agua caliente en desagües, rejillas y canaletas, y colocarles tela mosquitera para evitar que ingresen mosquitos.
• Instalar mosquiteros en ventanas y aberturas para evitar el ingreso de insectos al hogar.
• Mantener el entorno libre de agua estancada, incluyendo tanques y cisternas tapadas.
• Actuar durante todo el año, no solo durante el calor, porque los huevos pueden sobrevivir hasta más de un año en condiciones adversas (resisten hasta los 0°C).
LA VACUNA CONTRA EL DENGUE EN ARGENTINA
Desde 2023, Argentina dispone de la vacuna tetravalente Qdenga®, elaborada para tener actividad contra los 4 tipos de virus de dengue: DENV 1, DENV 2, DEN 3 y DEN 4. Se trata de una vacuna a virus vivo atenuado y su aplicación no es generalizada, sino focalizada en zonas donde existen condiciones que favorecen la transmisión, como alta densidad poblacional o dificultades en el control vectorial.
“En Argentina la vacuna fue aprobada a partir de los 4 años de edad, sin límite máximo en adultos, aunque se prioriza su uso entre los 15 y 45 años. Se jerarquiza la situación de inmunizar a personas que ya hayan tenido dengue, ante la posibilidad de desarrollar una segunda infección de curso más grave”, explica la Dra. Ivalo.
La profesional agrega que, dada las características de la vacuna, se recomienda una consulta médica antes de su administración, debido a que existen contraindicaciones con el embarazo, la lactancia, un sistema inmunológico debilitado por enfermedad o tratamiento inmunosupresor, y/o antecedentes de reacciones alérgicas graves a alguno de sus componentes o inmediatamente posterior a la primera dosis de la vacuna.
AVANCES EN PREVENCIÓN Y CONTROL
Además de la estrategia de vacunación, en Argentina se están desarrollando distintas innovaciones para fortalecer la prevención del dengue. En el ámbito científico, investigadoras locales avanzan en la creación de un fitofármaco elaborado a partir del extracto de cáscara de maní. En paralelo, la Universidad de Quilmes junto con Productos Bio-Lógicos trabajan en un kit de diagnóstico por PCR capaz de detectar los cuatro serotipos del dengue con mayor sensibilidad y especificidad que los métodos tradicionales.
La tecnología también juega un rol clave: un ejemplo es Mosqu-IoT, un sistema de monitoreo basado en IoT (Internet de las Cosas) y TinyML, capaz de detectar y cuantificar huevos de Ae. aegypti. Esto permite anticipar brotes y mejorar la planificación del control vectorial.
A lo anterior, se suman las políticas públicas implementadas en el país, que incluyen campañas de comunicación, eliminación de criaderos en barrios y edificios públicos, fumigación focalizada, capacitaciones comunitarias y refuerzo sanitario en los períodos de mayor circulación viral.
Esta fecha invita a reflexionar sobre la importancia de la prevención sostenida y la responsabilidad compartida. La vacuna constituye una herramienta valiosa en contextos específicos, pero la principal estrategia sigue siendo el control del mosquito y la eliminación de criaderos durante todo el año.
QUÉ HACER SI APARECEN SÍNTOMAS DE DENGUE
Los síntomas se presentan, por lo general, entre el cuarto y séptimo día después de la picadura de un mosquito infectado. El dengue provoca fiebre alta (≥ 38.5 °C) y por lo menos, dos de los siguientes síntomas:
→ Dolor de cabeza.
→ Dolor focalizado en el abdomen, los músculos, espalda, huesos y las articulaciones.
→ Dolor detrás de los ojos.
→ Inflamación de los ganglios.
→ Escalofríos, fatiga, fiebre o pérdida de apetito.
→ Náuseas o vómitos.
→ Erupciones o manchas rojas en la piel.
→ Otros síntomas: dolor de garganta, facilidad para desarrollar hematomas o sangrado.
Si aparecen síntomas de dengue no se debe tomar aspirinas, ibuprofeno, ni aplicarse medicamentos inyectables. Es imperativo que, en cualquier caso, ya sea por síntomas leves o no, siempre se consulte al médico.
La mayoría de las personas se recuperan en aproximadamente una semana. En pocos casos, los síntomas empeoran y pueden ser potencialmente mortales. Los vasos sanguíneos a menudo se dañan y pierden sangre, se disminuye la cantidad de células formadoras de coágulos (plaquetas) en el torrente sanguíneo. Esto puede provocar una forma grave de dengue llamada «fiebre hemorrágica del dengue» o «dengue grave».
Los signos del dengue grave, que representa una urgencia y puede poner en riesgo la vida, comprenden:
→ Dolor abdominal intenso.
→ Vómitos constantes.
→ Sangrado de encías o nariz.
→ Sangre en la orina, la materia fecal o el vómito.
→ Sangrado debajo de la piel, que podría tener el aspecto de un moretón.
→ Dificultad para respirar o respiración rápida.
→ Piel fría o húmeda (signos de shock).
→ Fatiga.
→ Irritabilidad o desasosiego.