Salud mental en la era digital: el desafío de crecer con pantallas

0
279

La adolescencia es un período clave para la construcción de la identidad y el desarrollo de hábitos que impactarán en la vida adulta. Sin embargo, la sobreexposición a pantallas y redes sociales puede afectar el bienestar emocional de los jóvenes, generar trastornos de sueño, ansiedad y problemas de autoestima. La lic. Malena Casasola, especialista en psicología clínica y deportiva de DIM Centros de Salud aborda cómo establecer límites saludables en el uso de dispositivos y fomentar un entorno de apoyo para el bienestar mental de los adolescentes.

 

La adolescencia es el período del desarrollo humano posterior a la niñez y anterior a la adultez, en el cual tienen lugar importantes cambios sexuales, sociales y psicológicos, necesarios para formar a un individuo maduro. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la adolescencia comienza con el inicio del proceso biológico de maduración sexual (pubertad) y abarca entre los 10 y los 19 años. Sin embargo, no es posible establecer un rango exacto de edad, ya que depende de cada individuo, de su historia y de su contexto sociocultural.

Se trata de una etapa de cambios. Nuevamente, la OMS aporta datos que dicen que uno de cada siete adolescentes – de entre 10 y 19 años (el 14%) – padece algún trastorno mental y lamentablemente muchas de estas afecciones no reciben el reconocimiento y el tratamiento que requieren. Los adolescentes con un trastorno mental pueden sufrir exclusión social, discriminación, dificultades educativas, mala salud física y violaciones de los derechos humanos. También pueden ser víctimas de estigmatización, lo cual puede disuadirles de buscar ayuda, e incurrir en conductas de riesgo.

“Nuestra salud mental puede verse afectada por diversos factores y cuantos más sean los factores de riesgo a los que están expuestos los adolescentes, como la exposición a situaciones adversas, la presión social del entorno y la exploración de la propia identidad, mayores serán sus efectos en su salud mental”, explica la especialista. “Es de vital importancia diseñar y aplicar estrategias de apoyo de salud mental dirigidas a los adolescentes, mediante la aplicación de diversos recursos que beneficien su bienestar psicológico y que impacten de manera positiva en sus vidas, a través del aprendizaje socioemocional”, completa.

QUÉ PASA CON LAS PANTALLAS

“Sin duda las pantallas forman parte de nuestra vida actual, resultan un integrante más de la familia y de los diferentes grupos de los que formamos parte. Nos comunican, nos mantienen conectados… Gracias a ellas podemos comunicarnos con amigos o parientes lejanos, contactarnos con personas alrededor de todo el mundo, estar informado sobre el día a día de mis equipos favoritos, establecer redes laborales nuevas, etc. Hoy, es imposible que nos imaginemos un mundo sin celulares o wifi”, comenta Casasola.

El uso de las pantallas electrónicas representa para los padres un verdadero reto para controlar el tiempo que un niño pasa frente a las mismas. “Es fundamental reflexionar sobre diferentes aspectos que impactan directamente sobre la salud de nuestros niños y adolescentes. Sin duda alguna, la sobreexposición a las pantallas acarrea diversos efectos contraproducentes para nuestra salud”.

>     Aumento de peso, lo que genera diferentes grados de obesidad desde edades tempranas.

>     Trastornos del sueño.

>     Trastornos de conducta con irritabilidad.

>     Decaimiento.

>     Retrasos en el desarrollo del lenguaje y cognitivo que conducen al bajo rendimiento escolar.

>     Déficit de atención.

>     Trastornos emocionales.

>     Adicciones.

>     Problemas de autoestima.

La OMS emitió recomendaciones claras sobre el uso de pantallas en niños/adolescentes y los datos que las respaldan son alarmantes. Según los especialistas, el 60% de los niños no logra desarrollar el lenguaje correctamente debido a la exposición excesiva a dispositivos electrónicos.

–           Niños menores de 2 años: nada de pantallas.

–           De 2 a 4 años: hasta una hora (60 minutos).

–           De 5 a 17 años: no pasar de dos horas (120 minutos).

 

 Consejos útiles para un uso inteligente de pantallas:

1) La exposición a las pantallas debe ser vigilada por los padres, cuidar el tiempo y contenido en función a la edad y comprensión del niño para que sea un factor positivo en su desarrollo físico, cognitivo, emocional y social.

2) Los padres deben hacer énfasis en la selección de los programas para que tengan alta calidad educativa y con acompañamiento de diálogo familiar.

3) Fortalecer las sesiones de lectura comprensiva, tiempos recreativos al aire libre y la iniciación de actividades deportivas de su elección para mantener la adherencia al mismo.

4) Las pantallas no deben acompañar a las familias durante el rato de la comida/cena, ni durante el tiempo dedicado a las actividades extraescolares o al estudio.

5) Evitar su uso dos horas antes de dormir.

6) Explicar a los niños desde pequeños, las consecuencias de un uso excesivo y las normas para un uso responsable y sin riesgo: no dar datos personales, no quedar con desconocidos, no introducir datos bancarios, emplear lenguaje correcto.

7) Los padres y cuidadores deben dar ejemplo a los más pequeños y tratar, en lo posible, de no usar pantallas en el tiempo dedicado a la familia y tareas de la casa. No olvidar que somos modelos de conducta.

Algunas señales de adicción digital en adolescentes:

»    Estar “permanentemente” con el teléfono.

»    Cambios en el comportamiento. Presentar mayor irritabilidad y pobre gestión emocional.

»    Presentar reacciones extremas cuando se les separa del dispositivo. impaciencia, irritabilidad, inquietud, incapacidad para concentrarse en la escuela cuando se les separa del teléfono.

»    Alteraciones en el sueño.

»    Alternar entre múltiples dispositivos y programas de manera permanente (redes sociales, mensajes de texto, juegos, etc.)

¿Qué es la desintoxicación digital y cómo podemos ponerla en marcha?

“Podemos definirla como la reducción intencional o la abstinencia temporal del uso de medios digitales, particularmente del uso de celulares inteligentes y presencia en redes sociales, y esto ha surgido como una posible solución para mitigar los impactos negativos del abuso de tecnología en el bienestar de los adolescentes”, detalla la licenciada. Algunas recomendaciones para llevarlo a la práctica son:

♥      Establecer un momento determinado para desconectarse. Una franja horaria en la cual no se utilice ningún dispositivo electrónico.

♥      Eliminar distracciones. Eliminar o reducir aplicaciones que nos lleven a perder el tiempo como, por ejemplo: juegos.

♥      Desactivar las notificaciones.

♥      Activar la escala de grises. La idea es que al ver una pantalla un poquito más “aburrida”, y que el cerebro entienda que pasar horas pegada a dispositivos ya no es tan atractivo y el celular perderá magia.

♥      Prohibir el celular en la mesa. Los almuerzos y las cenas son momentos de reunión familiar donde será fundamental motivar el diálogo, la conexión y la presencia plena.

En cuanto al tratamiento en las adicciones digitales será fundamental siempre incluir a la familia. “La adolescencia es un período crucial para el desarrollo de hábitos sociales y emocionales fundamentales para el bienestar mental, como los patrones de sueño saludables, el ejercicio regular, la capacidad para enfrentar situaciones difíciles y resolver problemas, las aptitudes interpersonales y la gestión de las emociones. Por eso, los adolescentes necesitan contar con un entorno favorable y protector en su familia, su escuela y su entorno”, advierte Casasola. “Los dispositivos electrónicos no son ni buenos ni malos per se… como todo, dependerá del uso que le demos, por eso es fundamental limitar y hacer un uso correcto de los mismos como así también poder transmitir a los niños y adolescentes el uso conveniente y los posibles peligros a los cuáles pueden enfrentarse”, concluye.

Finalmente, si existe alguna sospecha respecto del uso de los dispositivos por parte de un niño, adolescente o joven en la familia, es fundamental consultar con un especialista.

 

Con el asesoramiento de la Lic. Malena Casasola – Especialista en psicología clínica y deportiva de DIM Centros de Salud