Cuando comienza el verano muchos profesionales eligen irse de vacaciones. Comienza el éxodo y las rutas se empiezan a poblar. Es el momento tan ansiado después de largas jornadas laborales. Situación que en algunos ámbitos es habitual, hasta indiscutible. No importa donde, aunque sean dos o tres días fuera de casa ya nos cambia. Por el contrario, en el ámbito de la salud y para el caso de que estemos esperando un bebé, no lo es tanto.
En esta etapa de la vida, sin importar que hayamos sido madres en otras oportunidades, nos cuestionamos muchas cosas y comienzan a aparecer los miedos que se acrecientan por la posible ausencia de los profesionales en los que confiamos. Es por esta razón, entre muchas otras, por las que tendríamos que aprovechar al máximo nuestros meses de gestación.
Porque es el tiempo especial para averiguar, preguntar y sobre todo trabajar con nosotras mismas sobre qué vamos a querer y qué no para el parto y el nacimiento de nuestro bebé.
Dividamos este periodo en tres etapas: Embarazo, parto y nacimiento. Cada una contempla, como mínimo cinco nuevos hábitos, situaciones, hechos o acciones que tenemos que tener muy claras y asumidas para cuando llegue el momento.
Embarazo
1) Hablá con las mujeres de tu familia, con tu mamá o con quien pueda contarte cómo fue tu nacimiento. Si lo sabes por esos relatos que se transmiten en toda familia, volvé a consultar, preguntá otros datos, anécdotas, vivencias, recuerdos, porque ahora vos estás transitando este momento y todo se escucha desde otros oídos.
2) Conocé, preguntá, escribí sobre lo que podes y queres hacer, investigá sobre los derechos que tenés durante este período, en el parto y las obligaciones que tienen los profesionales para con vos y para con tu bebé.
3) Trabajá tu cuerpo como lo necesites, pero escuchalo, movelo y sobre todo estate muy atenta a sus necesidades porque ese registro va a llevarte a las necesidades biológicas y hormonales que son la verdad de lo que está pasando.
4) Expresate. El trabajo de parto hace ruido, el cuerpo necesita expresarse, moverse, gritar, llorar. Hay una relación muy fuerte entre la garganta y el cuello del útero.
5) Escribí un plan de parto que es tu camino, para parir, tu forma, tus deseos y háblalo con los profesionales que te asistan. Qué es posible y qué no según la Institución que elijas y por supuesto tu estado de salud.
El embarazo es un doble tiempo de espera y también de creación del camino que deseamos transitar a partir de la primera contracción. Vivamos este increíble momento transformando la ¨dulce y pasiva espera” en “espera activa y consciente”.
Mens sana in corpore sano.
*Silvina García Conto es abogada, profesora en ciencias jurídicas y mediadora, con una carrera dedicada a la protección de los derechos en el parto y el nacimiento. Desde hace más de 20 años, trabaja para asegurar que las mujeres puedan dar a luz en un entorno de respeto, libertad y paz, luego de que su propia experiencia de maternidad la impulsara a luchar por estos derechos. A lo largo de su trayectoria, ha colaborado con profesionales de la salud y del derecho para generar un impacto real en la vida de las mujeres, y su labor ha sido clave para visibilizar y garantizar que se respeten esos derechos en un momento tan decisivo como el parto y el nacimiento.




































